África - Argentina, migrantes y el derecho de igualdad

África – Argentina, migrantes y el derecho de igualdad

En Argentina hay aproximadamente 150 mil afrodescendientes actualmente. Pero un dato revelador que proporcionó el último censo poblacional realizado en 2022 estima que de más de diez mil africanos que viven en nuestro país, cerca de cinco mil provienen desde Senegal.

Senegal es una República presidencialistas que dejó de ser colonia francesa en 1960 cuando logra su independencia. Es uno de los pocos países del continente africano que pudo desarrollarse con sustentabilidad y autonomía durante estas últimas décadas, pero que aún dista mucho de poder solventar todas las necesidades básicas de su población.

Es por esta razón que muchos senegaleses, al igual que muchos otros africanas y africanos, tienen la necesidad de emigrar a distintos países de Europa y de las Américas en busca de nuevas oportunidades y mejores condiciones de vida.

A finales del siglo XX, más precisamente entre los años 1998 y 1999, Argentina recibió las primeras oleadas de senegaleses, y a partir de 2010 se incrementó aún más. Por lo general son la mayoría hombres que viajan solos, aunque también arriban mujeres, pero en menor cantidad. El objetivo es el de cualquier otro inmigrante que llega a un país desconocido con la intensión de poder desarrollarse y progresar.

A pesar de tener la dificultad y la necesidad de aprender un idioma diferente y adaptarse a nuevas costumbres, el mayor reto de los y las senegaleses en nuestro país es tener que enfrentarse a la estigmatización, la discriminación, el racismo y la invisibilización.

Argentina es un país que en su Carta Magna (la Constitución Nacional), posibilita la libertad de toda persona de distinta nacionalidad a poder vivir libremente en nuestra patria y que sea tratada con respeto e igualdad, otorgándole todos los derechos como cualquier otro ciudadano o ciudadana. Pero la existencia de construcciones idealistas patriarcales y fuera de todo sentido, muchas veces hacen, de esta norma, una excepción para algunos.

Algo significativo y de suma importancia, es que el Estado Argentino ha incorporado a su legislación de leyes parlamentarias la Resolución 68/237 de la Asamblea General de la ONU que establece el Decenio Internacional para los Afrodescendientes (y migrantes del continente africano) desde el 1 de enero de 2015 hasta el 31 de diciembre de 2024. El tema del Decenio Internacional para los Afrodescendientes es “Afrodescendientes: reconocimiento, justicia y desarrollo”.

Esto representa que todos los Estados, integrantes de Naciones Unidas, deben trabajar para incrementar condiciones de igualdad, justicia, desarrollo, paz, educación y compromiso para que cada persona proveniente de los países africanos y afrodescendientes residentes pueda gozar de plenos derechos.

Otro hecho significativo de Argentina es que, en el Artículo 3° la Ley de Migraciones, se garantiza el derecho a la reunificación familiar, independientemente de si se haya obtenido la ciudadanía. En el mismo sentido, en esta legislación, la Argentina se asume como favorecedora de la entrada de migrantes, lejos de dificultarla.

En efecto, y a nivel internacional, La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha establecido que el principio de no-discriminación es uno de los pilares de cualquier sistema democrático y que el principio de no-discriminación es una de las bases fundamentales del sistema de protección de derechos humanos.

El respeto y la no discriminación son la puerta de entrada para que todos seamos visto como iguales, sin importar nuestra procedencia, nuestro color de piel o nuestros orígenes de pertenencia. Debemos entender colectivamente como sociedad que para cambiar las injusticias de este mundo se necesita que cotidianamente levantemos la bandera de los derechos humanos.

El Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH UNESCO) acompaña y respalda a los inmigrantes sin importar su procedencia. A su vez, como organismo que defiende la integración y la igualdad entre los pueblos, garantizamos los esfuerzos que nuestro Estado realiza a favor del inmigrante y las legislaciones para que pueda establecerse con dignidad en nuestro territorio.

Un verdadero ejemplo de empatía y solidaridad consiste en ponerse en el lugar del otro, y de como quisiéramos ser tratados si en alguna oportunidad o circunstancia de la vida nos toca emigrar a otro lugar, con la incertidumbre de no saber que nos espera, enfrentando un nuevo presente y acompañados solamente por nuestros recuerdos.


Fuentes: CIDH | Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación | Ministerio del Interior de la Nación

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